La ciudad del sexto Kondratiev


Por Felipe Gutierrez

Introducción

El economista sovietico Nikolai Kondratiev (Никола́й Кондра́тьев), es principalmente conocido por su teoría de ciclos largos, comúnmente llamado por la bibliografía en su honor como ciclos de Kondratiev (K- Waves). Como relatan Grinin, Korotayev, & Tausch (2016) es en 1920 que el economista observa registros históricos de algunos indicadores económicos (precios, tasas de interés, comercio exterior, producción de carbón y hierro bruto, entre otros) que aparentaban regularidades cíclicas en los valores de tales indicadores, en periodos de oscilación aproximados a 50 años, los autores apuntan al análisis sistemático a las publicaciones del economista: (Kondratiev 1922: ch. 5; 1925, 1926, 1935, 2002).

Esta teoría se ha visto complementada por varios autores, por ejemplo, Kuznets (1953) que observa ciclos que dan forma a los ciclos largos de Kondratiev, definiendo cuatro periodos en cada uno asociados a la maduración y decaimiento de estos. Uno de los autores más importantes para comprender la perspectiva actual de los ciclos económicos largos es Joseph Schumpeter, cuyos estudios de estos y su profundización efectuada por Mensch (relación y bibliografía desarrollada profundamente por Narkus (2012)) moldean gran parte de la concepción que asocia los ciclos económicos largos observados por Kondratiev a la irrupción de un nuevo régimen tecnológico habilitado por una innovación tecnológica base. Ante esto, se implican importantes procesos de destrucción creativa en la cual existe un reemplazo de las lógicas productivas actuales como también las lógicas de vivir la ciudad.

Esta percepción reconoce 5 ciclos de Kondratiev desde la primera revolución industrial, y se encuentra en discusión si la época contemporánea se encuentra en la gestación o comienzo de un sexto ciclo. Naumer et al (2010) definen el comienzo del primer ciclo a finales del siglo 18 con la era del vapor y la manufactura de algodón (primera revolución industrial). La segunda entre 1830 y 1850 hasta 1880, con el surgimiento de los ferrocarriles, rieles y el acero. La tercera correspondería entre 1880 y 1930, con la irrupción de la electrificación y el uso de químicos en agricultura. La cuarta comienza en 1830 y finaliza en 1870 y responde a la masificación del automóvil y el uso de petroquímicos. Finalmente, el quinto ciclo, con la irrupción de la computadora personal y, el internet. Es decir, la era de la información y las telecomunicaciones, el mismo régimen Post fordista neoliberal. Cada ciclo ha visto su final en base a las siguientes crisis económicas globales respectivamente: el pánico de 1837, la depresión de 1878, la gran depresión de 1929 y a crisis del petróleo de 1973 y 1980, por último, la crisis sub prime del 2008 marcaría el final del quinto ciclo de Kondratiev (Wilenius 2014).

En este sentido cabe destacar la definición de régimen socio técnico utilizada por Carvalho (2014), quien lo entiende como el régimen formado por un gran conjunto estable de artefactos, tecnologías, infraestructuras, practicas cotidianas, políticas, valores e instituciones que interactúan entre sí. Esto es relevante puesto que cada ciclo largo viene aparejado de impactos sociales y culturales relacionados por la estructura productiva asociada al conjunto de tecnologías que definen cada ciclo. Si bien, es escasa la bibliografía que relaciona directamente los ciclos económicos largos con las ideas y formas de desarrollo de la ciudad, la relación entre la ciudad, sus cambios y tecnologías claves que formaron estos cambios es bastante notoria.

Los impactos de Kondratiev en la ciudad.

Si bien, no se encuentra definido un correlato entre cada ciclo de Kondratiev con el desarrollo de las ciudades y sus distintas comprensiones, si existe un correlato marcado entre como las tecnologías que han determinado cada ciclo de Kondratiev han tenido un impacto relevante en la ciudad. Esta sección desarrolla este impacto.

Así mismo, en los cinco ciclos ya transcurridos desde la primera revolución industrial, se pueden notar hitos relevantes que han cambiado la forma de desarrollar, entender, y producir en la urbanidad, como también fenómenos anexos que han cambiado la forma en que vivimos y comprendemos e incluso conceptualizamos la ciudad.

Síntesis de ciclos e impactos clave.

Tecnologías claves Hitos Urbanos Impactos urbanos
Maquina a vapor, manufactura de algodón Industrialización. Migraciones masivas, problemas ambientales y procesos característicos de la «Ciudad industrial».
Ferrocarril y Manufactura de Acero Aumento de la escala de la industrialización, aceleración de la urbanización, nuevas técnicas constructivas en base al acero. Nuevas distribuciones del suelo urbano, mayores posibilidades de localización de la industria, aumento de las alturas en edificaciones, aumento y aceleración de la urbanización.
Electrificación, Ingeniería química y pesada Energía eléctrica, iluminación, ascensores eléctricos Masificación de edificios en altura, infraestructura eléctrica. Nuevas formas de iluminación de la ciudad y modos de transporte electrificados.
Petroquímicos y Automóviles Fordismo, masificación del automóvil y movilidad privada Suburbia
Informática Eliminación de la concepción de distancia para los capitales Ciudades globales, fragmentadas, neoliberales

 

Siendo el primer ciclo gatillado por la maquina a vapor y la manufactura de algodón, es decir, la primera revolución industrial, se maneja un correlato bastante específico con lo que conocemos como la ciudad industrial, esta es la concepción, redundante, de la ciudad durante la primera revolución industrial. Para comprender el impacto que tuvo este desarrollo se puede referir a, Peter Hall (1996) quien titula su análisis de la ciudad industrial como “la ciudad de la noche espantosa” en base a un poema homónimo. En este texto se analizan las respuestas del urbanismo a las condiciones de vida que habría traído consigo la ciudad industrial, o más bien la expresión urbana de los primeros dos ciclos de Kondratiev. Hacinamiento, pésimas condiciones higiénicas, crimen y lo que era percibido en la época como una gran declinación moral. Se percibía como la raíz del problema la concentración de gente opresivamente pobre.

Las problemáticas de la ciudad industrial llevan a que Choay (1983) atribuya al nacimiento del pre urbanismo a la crítica de esta. Los procesos de industrialización llevaron a la población urbana de Londres a aumentar dramáticamente. Tendencias similares ocurrieron en el continente a partir de 1830 (Choay. 1983). La transformación de los medios de producción y métodos de transporte (que resultan ser los correspondientes a los dos primeros ciclos de Kondratiev) se asocian a nuevas funciones urbanas y la necesidad de superar la ciudad antigua, contexto del cual surgen, primero el rol del movimiento higienista para abordar la ciudad desde el punto de vista de la salud y más adelante las grandes intervenciones mundialmente conocidas de Haussmann, Cerda y propuestas como la Ciudad Jardín de Ebenezer Howard.

El segundo ciclo de Kondratiev, definido por los ferrocarriles y la producción del acero profundiza la primera revolución industrial. La incorporación del ferrocarril a vapor solo contribuyo a aumentar las problemáticas relatadas de la ciudad industrial, pero permitió importantes mejoras en el ámbito productivo, puesto que la producción industrial tenía grandes limitantes de “cuellos de botella” en lo relacionado a transporte de materias primas previo a este (Rodrigue, Comtois y Slack 2009)

Por otro lado para Mumford (1956) la incorporación del ferrocarril a vapor vino a destruir cuatro límites naturales al crecimiento de las ciudades: el límite de una adecuada fuente de agua y alimentación, el limite militar de muros que protegían a la ciudad (característicos de las ciudades pre industriales), el límite que planteaba el tráfico de los medios de transportes confiables de la época (botes de canales), el límite de agua para la producción y el de transporte de materias primas al momento(caballos, viento). La nueva ciudad industrial trascendía todas estas limitaciones y el nuevo desarrollo urbano tenía un enfoque productivo, asociado al acceso a ferrocarril para producción de materias primas de la ciudad (ciudades de carbón, ciudades de algodón, etc.) y así mismo la ciudad vio nuevas posibilidades de expansión como también un re especialización del uso del suelo urbano como por ejemplo la relocalización de la industria ante una menor necesidad de cercanía a sus materias primas.

Otros hitos importantes del segundo ciclo de Kondratiev serán, el nacimiento de la edificación en altura mayor a cuatro pisos, donde la relación del acero con estos se encuentra bien profundizada en Leslie (2010) como también el acceso a elevadores mediante el acero que es mencionado por ejemplo por Jedwab & Vollrath (2015). Y la difusión de las ideas en el contexto de la disciplina pre urbanista en Europa, tema mencionado por Ward (2017).

El tercer ciclo de Kondratiev demarcado por la electrificación y los usos de la química en la agricultura encuentra su correlato evidente con la ciudad en el ámbito de la electrificación, la cual no solo significó un recambio energético en la industria, sino que también la evidente incorporación de la iluminación en el entorno urbano y nuevos métodos de transporte como la incorporación de los tranvías potenciados por energía eléctrica en el entorno urbano. Por otro lado, la incorporación del ascensor eléctrico revoluciono aun mas las posibilidades de construcción en altura (habiendo antes edificios en altura con elevadores no eléctricos permitidos por técnicas constructivas basadas en el acero). Así mismo, también dio paso al cuarto ciclo mediante la cadena de montaje.

El Fordismo llevo a la producción industrial a un nivel sin precedente, tomando en torno a este un rol primordial en el desarrollo urbano y económico el automóvil, como también los petroquímicos como fuente energética de estos y de otra gran cantidad de procesos de producción (Thompson 2012). El automóvil permitió la expansión de la escala de la ciudad mediante la disminución de los tiempos de viajes.

Para Verebes (2013) la línea de producción Fordista representa en sí misma un cambio de paradigma a través de la repetición y estandarización que radicaliza la mecanización de los procesos productivos lo que llevó a la ciudad a tomar cualidades repetitivas por razones epistemológicas. Así mismo para Schumacher (2012) el Fordismo estableció los fundamentos de materiales de la sociedad de masa moderna a través de la posibilidad de producir sus propios mercados en una economía auto expansiva. Además de esto, destaca los principios de separación, especialización y repetición que dan forma al movimiento moderno que marcó las respuestas urbanas y arquitectónicas de la época. Para el autor, el Fordismo se tradujo en una lógica totalizante de la época y que, además, los procesos políticos que llevaron a la instauración de estado de bienestar servían a este sistema al garantizar institucionalmente un consumo general que hacía posible la instauración de las respuestas urbanas del modernismo mediante el fortalecimiento del estado.

Paralelamente, el automóvil y las carreteras toman un rol crucial en esta época, como explica Fernández (2008) a fines del siglo XIX el automóvil existía como un bien de lujo, pero tomo su escala masiva gracias al Fordismo. Además de esto el Fordismo implicó una nueva clase obrera y la sustitución del carbón por petróleo como fuente energética del transporte. Así mismo, el desarrollo urbano giró en torno a la hegemonía del automóvil como transporte, expandiendo las autopistas, la velocidad y la ciudad, siendo este el origen de la “Suburbia” (Fernandez 2008) (Hall 1996).

Finalmente, el quinto ciclo de Kondratiev, la tercera revolución industrial responde a la introducción de las tecnologías informáticas y de telecomunicaciones. La era de la informática ha avanzado rampantemente desde la inclusión de nuevas tecnologías, generando nuevas lógicas económicas, sociales y culturales. De esta manera, también ha tenido efectos importantes en la urbanidad y la forma que entendemos la ciudad.

Por un lado, se radicaliza la globalización. Para Verebes (2013), como ya fue mencionado, esta no es un fenómeno nuevo, sino que existe en la humanidad desde la apertura de rutas comerciales siglos atrás, e incluso milenios, las cuales permitían relaciones con asentamientos distantes, pero hoy en día: “El movimiento es más independiente y espontaneo (..). La proliferación del viaje aéreo y los ferrocarriles de alta velocidad, junto con la telefonía y el internet, están colapsando al tiempo, encogiendo al espacio y nuevamente creando posibilidades para la comunicación global a una escala impredecible” (Verebes 2013, pg.9).

Por otro lado, el surgimiento de nuevas tecnologías de comunicación ha permitido no solo aperturas de nuevos mercados y difusión de conocimiento, sino una apertura de la economía y los mercados financieros sin precedentes. En este mismo sentido Brenner y Theodore (2012) identifican en la década de los 70 y 80 un proceso de implementación del neoliberalismo, reduciendo el estado de bienestar, privatización de servicios públicos y liberalización de los mercados en base a las crisis económicas sostenidas de la década anterior. Este proceso para los autores implica el paso al urbanismo neoliberalizado, en las cuales las ciudades pasan a ser centrales en la reproducción, mutación, y construcción del neoliberalismo en sí mismo (Brenner y Theodore 2012).

Así mismo, Sassens (2007) expone la formación de mega regiones, y pone énfasis en las escalas de las nuevas conformaciones urbanas en base a las estructuraciones del capital en que la dispersión y las economías de aglomeración juegan un rol crucial. Además de esto destaca el énfasis a la conformación de redes económicas transfronterizas que dan forma a las geografías inter ciudades, siendo relevante la actual escala de la globalización y dando cuenta del nivel de difusión que toman las ciudades en lo respectivo a las variables de tiempo y espacio.

La primera implicancia de esto es que la reestructuración de sistemas económicos no está desligada de las nuevas tecnologías en base a lo dicho anteriormente, puesto que se generan condiciones materiales que sirven y también se sirven del proceso de reestructuración económica. Por ejemplo, las destrucciones de las políticas proteccionistas (entre otras de las destrucciones de este proceso) fueron necesarias para liberalizar los flujos de capitales y disminuir barreras económicas que generaban “distancia” entre capitales internacionales, permitiendo así el libre avance de los sistemas financieros y de producción globalizados que han dado forma a la era de la información, esto enfatiza el punto de la necesidad de políticas que sirvan a las tecnologías bases de los ciclos de Kondratiev como expone Pérez (2012).

En síntesis, los ciclos de Kondratiev han sido determinantes en la estructura urbana y sus metamorfosis. La relevancia de las nuevas tecnologías da a lugar a reestructuraciones capitalistas a través de procesos de destrucción creativa con implicancias urbanas, en donde el espacio se ve sometido a las lógicas de capitalistas en el cual la antigua base productiva se ve reemplazada bajo la lógica de la rentabilidad, como lo fueron las industrias y el paso a la ciudad post industrial. Así mismo, no es coincidencia que la escala de la globalización actual está ligada tanto al neoliberalismo como las tecnologías de información y comunicaciones y así mismo a la destrucción del estado de bienestar y las lógicas keynesianas del cuarto ciclo de Kondratiev (época fordista).

Smart Cities: ¿La expresión urbana de un sexto ciclo?

Las lógicas de la Industria 4.0

Para Schwab (2017) estamos en el comienzo de una cuarta revolución industrial basada en la revolución digital caracterizada por un internet más ubicuo y móvil, por sensores cada vez más pequeños y potentes y por la inteligencia artificial y el aprendizaje de la máquina. Hermann, Pentek, y Otto (2016) identifican el concepto de industria 4.0 para definir a esta revolución industrial, concepto usado públicamente el año 2011 por una iniciativa alemana para fortalecer la competitividad de la industria manufacturera de ese país. Los 6 principios de diseño derivados por los autores en base a un análisis a los términos claves en la bibliografía de practicantes y académicos hasta el 2016 son: interoperabilidad, virtualización, descentralización, capacidad de tiempo real, orientación al servicio y modularidad.

Por otro lado, los autores identifican los componentes clave de la industria 4.0, específicamente: sistemas ciber físicos, internet de las cosas, internet de los servicios, fabricas inteligentes. Así mismo, entienden componentes relevantes que no son considerados independientes de la industria 4.0, específicamente, comunicación maquina a máquina, la cual entienden como un habilitador del internet de las cosas y los productos inteligentes, que son entendidos como un componente de los sistemas ciber físicos. Finalmente, comprenden la big data y la nube como servicios de datos que utilizan los datos generados por la industria 4.0. Ante esto, la definición de industria 4.0 dada por los autores es: “Termino colectivo para tecnologías y conceptos de la organización de la cadena de valor”. Dentro de las fabricas inteligentes estructuradas modularmente de la industria 4.0, los sistemas ciber físicos monitorean los procesos físicos, crean una copia virtual del mundo físico y toman decisiones descentralizadas. A través del internet de las cosas, los sistemas ciberfísicos se comunican y cooperan entre ellos con los humanos en tiempo real. A través del internet de los servicios, tanto los servicios internos como entre organizaciones son ofrecidos y utilizados por los participantes de la cadena de valor.” (Hermann, Pentek, y Otto 2016; pg10).

En este mismo sentido, Van Winden y De Carvalho (2017) identifica la digitalización como tendencia global, en base a la fuerte intromisión de los teléfonos inteligentes, y en consecuencia de la “ley de Moore”(delinea el crecimiento exponencial de la capacidad de procesamiento), los datos generados han pasado a ser masivos y el tamaño de los sensores con capacidad de procesamiento han sido relevantes para moldear estas nuevas lógicas, habilitando tendencias tecnológicas que definen la cadena de valor actual: El internet de las cosas, el Blockchaining, la inteligencia artificial.

En esta revolución la data juega un rol crucial y ha pasado a ser un activo relevante para las empresas en esta nueva industria. A través de la data y la gestión de esta mediante algoritmos, data science e inteligencia artificial, permite nuevas posibilidades de negocios. En este sentido, el rol de las aplicaciones digitales que permiten el desarrollo de negocios con una baja cantidad de activos, o sin activos se plantea como un modelo de negocio potenciado por estas tendencias. Por otro lado, es necesario enfatizar el rol de la sensorificación como la infraestructura que permite la generación de data a gran escala a tiempo real.

Así mismo, si entendemos la primera revolución industrial en base a la mecanización, la segunda en base a la electrificación, la tercera en base a la automatización, la cuarta revolución industrial es entendida mediante la digitalización Drath y Horch (2014), jugando un rol relevante la capacidad de aprendizaje de la máquina, de la capacidad de sentir el entorno y actuar y aprender en torno a este por la adquisición y capacidad de procesamiento de datos a tiempo real. También el big data ve una relación por la producción autónoma de datos por parte de la máquina, ejemplo el GPS de los celulares y su rol en Google Maps para predecir atrasos en los viajes según la localización de la persona y según la cantidad de celulares conectados al sistema. Otro ejemplo es el aprendizaje autónomo que permite a las plataformas digitales como Facebook, Netflix o Spotify para capitalizar los datos producidos y entender las preferencias de los usuarios. El ámbito de la gestión de datos y del tiempo real también permite a la maquina ser más eficiente en determinar la necesidad de mantención, como serían los sistemas energéticos vía Smart Grid, permitiendo al encargado de la gestión energética saber si hay cortes o fallas sin necesidad de la denuncia por parte de los usuarios. Por último, el blockchain juega un rol en este ecosistema revolucionando los sistemas de pagos y contractuales, bajo las lógicas de la digitalización generando un “sistema de confianza descentralizado” Swan (2015).

En síntesis, un nuevo ecosistema de tecnologías ha jugado un rol revolucionario en la industria y las cadenas productivas en base a la digitalización y la interacción de diversos avances entre ellos, la potencia de los sensores, la inteligencia artificial, el internet de las cosas. Así mismo, se ha habilitado una nueva manera en el desarrollo productivo a nivel a global

La ciudad bajo las lógicas de la industria 4.0

Carvalho (2014) plantea como bloque central de un sistema socio técnico a él régimen, el cual es formado por un conjunto estable de artefactos, tecnologías, infraestructuras, practicas cotidianas, políticas, valores e instituciones que interactúan. Ante la dimensión social, política e institucional del régimen, se infiere la necesidad de cambios de estos para la adaptación estable de un nuevo exosistema de tecnologías. En base a esto, para el autor juega un rol crucial el niche, como escenario experimental en que las nuevas tecnologías e innovaciones se ven probadas en un ambiente relativamente protegido del régimen imperante, lo que permite tanto la maduración de la tecnología, el desarrollo de tecnologías asociadas, instituciones y prácticas en torno a estas. Esto es visible en los proyectos pilotos de Smart City o desarrollo de ámbitos de esta. Por último, el autor define el paisaje como el escenario donde interactúan el niche y el régimen compuesto por valores sociales, visiones del mundo, desarrollos tecnológicos fundamentales y económicos macro estructurales, condiciones sociales y ambientales.

En este sentido, como mencionan Grinin y Grinin (2012), las políticas juegan un rol crucial en generar un ambiente propicio en la incorporación de las tecnologías base, al mismo tiempo Pérez (2012) destaca la relevancia del régimen político para moldear la producción en torno al sexto ciclo de Kondratiev. Así mismo, se ven varias ciudades que se plantean como Smart Cities siguiendo esta lógica. Por ejemplo, China que ha adoptado políticas y desarrollado ciudades pilotos con el fin de desarrollar una industria basada en la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías (evidenciable en sus últimos dos planes de 5 años, 2011-2015 y 2016-2020) o Dinamarca que cuenta con Copenhague que es entendido como un “laboratorio vivo de soluciones Smart” (evidenciable en reseña de Smart City award 2014).

Si bien es innegable que el concepto de Smart City, especialmente en la academia, es bastante difuso y trendy, existe una conexión relevante con la irrupción de la tecnología inteligente en la ciudad. En este sentido la definición de estructuras inteligentes de Akhras (2000) permite profundizar el análisis en torno a que define este nuevo ecosistema de tecnologías inteligentes. Para el autor, un sistema inteligente tiene su origen en la visión de dispositivos y materiales que pudieran imitar el sistema muscular y nervioso del ser humano, así mismo, las estructuras inteligentes son sistemas que incorporan las funciones de sentir y ejecutar y entre sus componentes contempla la adquisición de datos, la transmisión de datos, el comando y la  unidad de control cuyo rol es gestionar y controlar al sistema a través del análisis de datos, llegando a conclusiones apropiadas y determinando las acciones requeridas, la instrucción de datos cuya función es transmitir las decisiones y las instrucciones apropiadas a los miembros de la estructura y por ultimo dispositivos de acción, cuyo propósito es tomar acción gatillando los dispositivos o unidades de control del sistema.

Bajo este prisma, el rol de las tecnologías inteligentes incorporadas son las mismas que dan forma a la industria 4.0, bajo la capacidad de captar y transmitir datos del entorno gracias a sensores, y su capacidad autónoma habilitada por la inteligencia artificial como también la interacción con otros dispositivos mediante el internet de las cosas, sin dejar de lado la interoperabilidad entre los sistemas y la capacidad de comunicación maquina a humano.

Rabari y Storper (2014) desarrollan la idea de que se está formando una “piel digital” de la ciudad, consistente en un espacio urbano medible y sensorizado por el cual el mundo urbano se convierte en una plataforma de generación de datos. Esta piel digital se encuentra formada por 4 dimensiones, la Big Data, la administración urbana inteligente, la participación pública y gobernanza y la intermediación digital e interacción social. En este sentido, no solo se aprecia el rol de la digitalización en la conceptualización de los fenómenos urbanos, sino que también las tendencias de la industria 4.0 demarcando nuevas tendencias en el entorno urbano. La introducción de sensores en la ciudad y el desarrollo de Big Data en sus diversas dimensiones, como infraestructura energética, de agua, movilidad, la administración urbana inteligente en donde la inteligencia artificial y, el internet de las cosas permite que la gestión urbana de diversos servicios e infraestructuras mediante los componentes de la industria 4.0 cumplan en mayor o menor medida con los principios de diseño caracterizados previamente, agregando el rol la participación y gobernanza, cada vez más descentralizada mediante la irrupción de las plataformas digitales que permiten el entre otras cosas el Open Data y el Crowd Sourcing. Por último, el rol de los sistemas inteligentes que da a lugar a las lógicas de tiempo real para la gestión de la infraestructura y distintos servicios urbanos, como también la automatización de tareas.

La asociación entre el sexto ciclo de Kondratiev y la Smart City no es nueva, Batty (2016) pretende definir el sexto ciclo de Kondratiev como “la era de la Smart City”. Si bien la relación de la Smart City es un fenómeno en este ciclo económico largo, es importante destacar que las lógicas de la revolución industrial invaden múltiples espacios humanos, la ciudad incluida. En este sentido estamos viendo la masificación de los niches de incubación de tecnologías Smart y la temprana incorporación de una nueva configuración socio técnica. Ante esto, no es trivial la pregunta del “Smart citizen”, siendo el ciudadano el usuario de esta tecnología y, tanto la sociedad como las instituciones y políticas quienes juegan un rol crucial en el uso y aplicación del régimen socio técnico.

Implicancias

Si efectivamente estamos en el comienzo de un sexto ciclo de Kondratiev causado por el nuevo ecosistema tecnológico que define a la industria 4.0, la Smart City se enmarca como la expresión urbana de este proceso y viene aparejada por lo tanto de importantes procesos de destrucción creativa, cambios sociales e institucionales, además de una importante inversión en infraestructura.

Los ciclos de Kondratiev pasados tuvieron impactos trascendentes en la ciudad reflejados en prácticas sociales, el desarrollo de las ciudades y la cadena de producción, estos vinieron también aparejados de importante incorporación de infraestructura y de nuevas formas de abordar la urbanidad. En este sentido, la incorporación de la sensorificación bajo la lógica de producción y transmisión de data que determina la dimensión de infraestructura de la Smart City, y la Smart City en general pasa a ser la expresión urbana del ecosistema tecnológico de la época.

La Smart City es en este sentido ineludible al largo plazo para las ciudades que buscan ser competitivas en los mercados globales. Esto se puede apreciar en lo ya ocurrido en los ciclos pasados en donde la competitividad y la capacidad de aumentar la rentabilidad del capital mediante la infraestructura urbana generada por cada ciclo fue determinante para el desarrollo de la industria. La cadena productiva se vio ampliamente beneficiada por ejemplo por la incorporación de ferrocarriles en el mismo sentido que con la electrificación de la ciudad, o la incorporación de carreteras y automóviles y el internet finalmente. Así mismo, la posibilidad de la industria de competir en los mercados internacionales al contar con mayores costos para la producción o imposibilidad de esta por no contar con tal infraestructura se vio fuertemente afectada. Ante esto, la sensorificación de la ciudad cumple con este rol de infraestructura para las lógicas de la industria 4.0.

Por otro lado, como mencionan Pérez (2012) las políticas han jugado un rol crucial en la gestación de cada ciclo, en paralelo, la dimensión tanto institucional como social son definitorias en la conformación de un régimen socio técnico (Carvalho 2014). Un ejemplo de esto es no solo como la globalización permeó todos los ámbitos de la sociedad, sino también la adecuación de las restricciones a la movilización del capital internacional para adaptarse a las lógicas productivas del quinto ciclo, estos procesos transformaron los mercados laborales, las practicas urbanas y la cultura y es en sí un cambio de paradigma. Así mismo, las instituciones y políticas de los países se ven desafiadas para adaptarse al nuevo contexto, como también al desarrollo de nuevas practicas sociales y transformaciones culturales.

Conclusión

El sexto ciclo de Kondratiev refiere a un nuevo ciclo económico largo asociado a una nueva configuración socio técnica que, en este caso, define una cuarta revolución industrial marcada por la digitalización. Cada ciclo ha tenido un impacto relevante a través de una nueva configuración socio técnica en como entendemos, vivimos y como se configura la ciudad.

La industria 4.0, definida por estos avances tecnológicos marcada por la digitalización y los sistemas inteligentes que permiten el análisis, gestión, producción de datos a tiempo real y el desarrollo autónomo de los sistemas es una tendencia en la cadena productiva cuyas lógicas se han filtrado en la configuración urbana en torno al concepto de Smart City, en este sentido, se puede entender la Smart City como la configuración urbana del sexto ciclo de Kondratiev y su infraestructura cumple un rol relevante en la producción en las ciudades.

Esto tiene implicancias en el rol de las instituciones, las políticas y la sociedad en si como usuarios tantos de la tecnología como de la ciudad en sí misma. Actualmente hemos visto importantes revoluciones en como los usuarios se mueven en la ciudad mediante la economía de la data, capitalizada por plataformas digitales con pocos o ningún activo, como Uber o Air BNB, así como nuevos modelos de movilidad en torno plataformas digitales como el Car Sharing. También a través de la Smart Grid se ve una gestión más eficiente de la energía, como también nuevos modelos de producción descentralizados que promueven la incorporación de energías renovables de producción privada en la red eléctrica, teniendo potencial de generar transformaciones en el entorno construido.

En estas tendencias las políticas e instituciones se ven en necesidad de actualizarse, ejemplo de esto es el conflicto en varios países causado por Uber en torno a la industria de los taxis, donde se evidencian que las lógicas productivas antiguas se conflictúan por el nuevo ecosistema tecnológico evidenciando procesos de destrucción creativa, que es por ejemplo evidenciable ahora en la preocupación de la reestructuración del mercado laboral y las preocupaciones de pérdidas de empleo ante la autonomización.

No es menor en este sentido entender la dimensión técnica de la Smart City, como el reflejo urbano del sexto ciclo de Kondratiev, acotando así un concepto difuso a las lógicas de la revolución industrial que subyacen en las soluciones “inteligentes” en la ciudad, que finalmente dan forma a las ciudades inteligentes. Así cómo podríamos entender la ciudad del primer ciclo como la ciudad industrial temprana, el segundo como la ciudad industrial tardía, el tercero como la ciudad eléctrica, el cuarto como la ciudad fordista y el quinto como la ciudad neoliberal, el sexto es la ciudad inteligente.

Por último, una implicancia relevante es los cambios en las prácticas sociales, las políticas y las instituciones. Es determinante en este sentido el rol del usuario de la tecnología en moldear la utilidad de esta y en como esta se pone al servicio de las personas y la ciudad, en este sentido, el ciudadano de la Smart City que capitaliza en sus prácticas el ecosistema tecnológico que ofrece esta se transforma en un “Smart Citizen”.

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