El caso de SoSafe: Gestionando la seguridad urbana a través de una plataforma
Por Camila Albornoz
A mediados del 2018, conocí la App SoSafe por medio de algunos comentarios en grupos de Facebook destinados a crear espacios seguros para mujeres. En estos grupos se recomendaba bastante reportar sucesos de acoso, violencia intrafamiliar, robos o “individuos sospechosos” a través de esta App. Motivada por los diversos imaginarios emergentes a partir de estos comentarios, decidí descargar la app en mi smartphone para conocer sus prestaciones. Al poco tiempo, contacté a sus desarrolladores y comencé a realizar una investigación sobre esta plataforma.
A grandes rasgos, SoSafe se define como una plataforma o “red social ciudadana” que permite reportar diversos sucesos situados en el espacio urbano, otorgando una geolocalización del reporte, y conectando a vecinos, municipalidades, instituciones (PDI, carabineros, bomberos) y algunos servicios (Aguas Andinas, Enel). Así, es posible reportar desde el robo a personas o vehículos, actividades sospechosas, accidentes o disturbios hasta un semáforo en mal estado, mascotas perdidas o alumbrado público en mal estado. Para usar esta app, sólo se necesita un smartphone y crear una cuenta de usuario con algunos datos de contacto (nombre, email, número de contacto y dirección), o iniciar sesión con facebook.
En cierta medida, esta lógica de aplicaciones fundadas en el solucionismo tecnológico (Morozov, 2015), no es nueva y a nivel mundial es posible encontrar varios casos de éxito como Haus (Chile), NextDoor (Estados Unidos), FixMyStreet (UK) y CityCop (Estados Unidos), entre otros. Estas plataformas, no solo implica pensar el software como una arquitectura iterable y actualizable, sino que además implicaría pensar a los usuarios como productores de datos, y a los municipios como receptores y gestores de estos. La temática en torno a plataformas o aplicaciones cobra relevancia al encontrarse reconfigurando el entorno urbano, el acceso a servicios y entidades gubernamentales y cambiando las formas de compromiso ciudadano (Desouza & Bhagwatwar, 2012; Gabrys, 2016). Así también, esto ha llevado a sopesar las consecuencias de su uso y su capacidad para recopilar datos de los usuarios.
En principio, esta investigación se basaba en describir la capacidad de los programadores de resolver problemas a través de códigos, y comprender cómo se toman ciertas decisiones de programación en torno a los acontecimientos que suceden afuera de esta suerte de laboratorio de programación. Sin embargo, a lo largo de la investigación fue tomando mayor fuerza el componente ciudadano y el rol de las municipalidades. Por ende, el caso de SoSafe permite levantar diversas interrogantes ¿cómo se lograr codificar algorítmicamente el espacio? ¿cómo es este proceso de toma decisiones? Y también, ¿qué consecuencias tiene para los usuarios el percibir lo urbano desde una óptica de plataforma?
El año 2013, uno de los cofundadores de SoSafe comienza a idear el primer prototipo de la actual aplicación. En particular, un hecho puntual lo llevó a pensar en cómo cambiar la gestión de la seguridad urbana en Santiago de Chile: Cuando aún era estudiante universitario, recibe una llamada que no contesta y de la cual desconocía su urgencia. Al rato después, devuelve esta llamada y su hermana informa que están robando en la casa donde residían. El actual CEO de la plataforma, recuerda que demoró unos 30 minutos aproximadamente en desplazarse desde la universidad a su domicilio, y junto a él venía llegando Carabineros y un auto de una empresa de seguridad privada. La escena del robo se completa con algunos vecinos curiosos mirando el incidente.
Luego de esta experiencia comienza a identificar ciertas problemáticas: los vecinos no se conocen entre ellos y, por otro lado, no conocen el número de seguridad ciudadana de la comuna. Todos los números de seguridad son de 4 dígitos y comienzan con “14”, pero los dos dígitos finales varían según la comuna y algunos vecinos simplemente llamaban a otra comuna.
En principio, la plataforma de SoSafe comenzó a ser utilizada por algunos municipios del sector oriente de Santiago. A la fecha, SoSafe posee más de 400.000 usuarios y conectada a más de 27 municipalidades. La plataforma continúa creciendo en la medida que se difunde más, ya sea al ser recomendada por amigos, juntas de vecinos, o al encontrarnos con publicidad de la app con el mensaje “vecinos organizados”, mientras recorremos diversas comunas (imagen 1).
Imagen 1: Anuncio en la comuna de Vitacura promocionando el uso de la app.
En la medida que SoSafe se ha vuelto una aplicación masiva en la región metropolitana, ha logrado recopilar gran cantidad de datos, la cual ha sido sistematizada generando, por ejemplo, estadísticas de reportes para las municipalidades, indican dónde y cuándo ocurren los reportes. Además, los programadores también poseen métricas que ayudan a evidenciar actividad concreta en app, por ejemplo, cuántos usuarios activaron por primera vez la app, y cuantos “salen” o están inactivos; o el tiempo promedio en pantalla de los usuarios. Así también, que el producto final de SoSafe sea a través de software y no dependa de un hardware en específico -como muchos botones de pánico o alarmas- permite cierta flexibilidad y que esta herramienta se actualice a través del tiempo.
Esta características, han generado un modelo de negocios denominado “platform economy” (Kenney and Zysman, 2016) o “platform capitalism” (Srnicek, 2017). En esta lógica diversos desarrolladores generan plataformas que luego son contratadas por otras empresas, facilitando un nexo entre diversos actores a través de un software o aplicación. Esta característica de las plataformas por su capacidad de expandirse e ir anexando diversos servicios, ha puesto en discusión su carácter de monopolio y han sido catalogadas como “winner-takes-all market”.
Como empresa de software, SoSafe utiliza el modelo de negocios software as a service (SaaS), en dónde los “clientes” que pagan por el servicio son las municipalidades. De esta forma, las municipalidades e instituciones como bomberos, no necesitan invertir en construir una infraestructura de software, sino que SoSafe arrienda un software que consiste en una suerte de Dashboard o portal web (imagen 2), y que permite administrar la comuna a través de un mapa. El precio es por tramo de habitantes y va desde los US$22,000 a US$102,000 por un año de licencia (SoSafe, Convenio Marco). Este sistema facilita a la ciudadanía una app que funciona en celulares de diversas gamas, sin publicidad y sin costo para el usuario.
Imagen 2: presentación de la app para smartphones y el dashboard de las municipalidades para gestionar reportes. Imagen por SoSafe.
El académico Nick Srnicek (2017) define las plataformas como “a designed core architecture that governs the interaction possibilities” (p.47), estas posibilidades redirigen las acciones de los usuarios para generar data -y también para evitar que se generen reportes sin sentido, y seguir iterando la plataforma hasta llegar a su versión más estable y más precisa, de acuerdo con su fin de capturar cierta data o tipo de reportes. Esta lógica es coherente con las iteraciones a lo largo de la historia de SoSafe, ya que en un principio fue un botón de pánico, sin data previa y que se retroalimenta de user feeds (Desouza & Bhagwatwar, 2012), de forma que los programadores fueron capaces de ver qué eventos son reportados y constituían una emergencia. Esto permitió modular la aplicación a las categorías de “seguridad” y “barrio” – categoria sugerida por las municipalidades- presentes actualmente.
No obstante, los efectos de las plataformas en la población han sido poco estudiados, y la literatura asegura que el impacto de las plataformas está diferenciado geográficamente (Richardson, 2018) y, por ende, que se desplieguen de forma uniforme en diferentes sectores de la ciudad es bastante difícil. En esta línea, las municipalidades que han contratado SoSafe poseen diferentes capacidades de gestión, algunas cuentas con una central de seguridad que agrupa varias tecnologías (drones, gran número de cámaras, o enlace directo con carabineros en la central), otras no cuentan con estos recursos o los poseen en menor medida, y también cuentan con diferentes necesidades mediadas por el clima o por eventos particulares que tienen lugar en el territorio. No obstante, el dashboard de SoSafe es standard, así también las categorías de la app son fijas para todos los usuarios, sin importar la ciudad o comuna en la que residan. Incluso, uno de los programadores relata una situación bastante particular al realizar un piloto de prueba de la plataforma en Iquique. Esta ciudad posee la característica de ser Zona Franca, y por ello, el valor de la compra-venta de autos es barata en comparación a otras ciudades del país, lo que provoca que muchos residentes de la zona compren autos, los usen un par de años, y luego los abandonan. Los autos abandonados son una problemática urbana de esta ciudad. Y mediante SoSafe, los usuarios comenzaron a reportar estos autos mediante el pin “vehículo abandonado”, en el mapa de la app era posible ver cómo el mapa estaba saturado por este pin de color morado, y en una cuadra era posible encontrar 4 o 5 reportes de autos diferentes: “Si tú vas a Iquique, vas a ver ahora puros pins de autos abandonados y están ahí (…) ellos [la municipalidad] vieron con esa modalidad un problema real”, comenta. En cambio, en la región metropolitana este pin posee otra connotación y por lo general un vehículo abandonado cae en la categoría de auto sospechoso que podría tener algún antecedente de encargo por robo. En cierta medida, el pin de vehículo abandonado generó un reporte no solucionable en el norte de país, esta problemática podría ser transversal a cualquier categoría de reporte y dependiendo de las condiciones materiales de la comuna. Un municipio que posee más servicios e instituciones enlazadas en su central de seguridad probablemente tenga mejores tiempos de respuesta ante emergencias y una mayor capacidad de solucionar eventos, develando desigualdades ya existentes que ahora se estarían plasmando a través de la digitalización de lo urbano.
Por otro lado, las plataformas y los algoritmos que las constituyen no determinan el comportamiento de las personas, pero modelan el entorno de forma que ciertas posibilidades se vuelven reales y visibles (Butcher, 2018). Y como una aplicación de reportes, SoSafe posee una suerte de carácter omnipresente, donde a través de la navegación de reportes es posible “ver” qué está pasando en lugares cercanos o en otras comunas. En esta línea, algunos usuarios entrevistados aseguran que la app les permite mantenerse informados de lo que ocurre en su barrio, sin embargo, esto también los ha llevado a preguntarse si realmente viven en un sector seguro, debido al “Monitoreo mutuo” y el recibir constantes reportes de robos o personas sospechosas. Además, los reportes tienen un periodo de tiempo en el cual son visibles, y después de 24 horas, el reporte desaparece del mapa. En caso de ocurrir una emergencia, el reporte aparecerá en el mapa aún después de que carabineros o seguridad haya concurrido al lugar, lo cual podría tener un carácter inquietante para los vecinos del sector. Así, una usuaria relató que un día recibió una notificación de un robo en la farmacia de la esquina, la cual cerró la cortina metálica. Quién reportó, dio a entender que los asaltantes se encontraban encerrados en la farmacia junto con los clientes. Durante varias horas, los vecinos del sector preguntaban “¿qué pasó?, ¿están bien?”. Hasta que la situación fue aclarada, y en realidad, los asaltantes habían entrado a un OK Market en frente, por lo que en la farmacia decidieron bajar las cortinas para no verse afectados. La pregunta ¿es mi barrio seguro? Reaparece al desconocer cómo usar la app y generar reportes por error que generan notificaciones innecesarias, o también, al no entregar información clara respecto del estado de un reporte y lograr describir de forma acabada qué pasó. Desde las municipalidades, aseguran que uno de los principales desafíos para un correcto uso de la aplicación es generar un cierre adecuado para el reporte y especificar qué procedimiento se realizó y si un problema fue solucionado, de lo contrario existe una ambigüedad, un efecto recalcitrante que impide conocer en su totalidad qué ocurrió más allá de la pantalla del celular.
Así también, la app posee un pin denominado “actividad sospechosa”, el cual posee como fin último, reportar un robo y por ello posee el icono de un ladrón. No obstante, este botón de actividad sospechosa ha sido utilizado para reportar varios sucesos que están “fuera de lo ordinario” o que irrumpen con la cotidianeidad del lugar. Lo cierto, es que considerar ciertos hechos como eventos fuera de lo común, refuerza la idea de una “normalidad”, o incluso la idea de un estilo de vida deseado (Larsson, 2016) ya que quien vigila siempre posee una posición privilegiada frente a otros. Por ende, muchos de los blancos de estos reportes han sido vendedores ambulantes, visitas de quienes viven en el sector, inmigrantes y objetos que “No deberían estar en un lugar determinado”. Este tipo de reportes, por lo general terminan en disputas entre los usuarios o generan reportes confusos al alertar a “un hombre con una polera roja y mochila”. A mediados de 2018, SoSafe lanzó una guía comunitaria que busca generar una mejor convivencia en la plataforma, y disuadir de realizar comentarios que puedan incluir algún tipo de discriminación. Así también, estas prácticas de reportes innecesarios o falsos y otros que podrían ser insultos, produjo “el reporte del reporte”, ya que quienes usan la plataforma pueden denunciar un comentario, y esto podría terminar en un bloqueo si es una conducta que persiste.
Finalmente, la reflexión en torno a las plataformas, su capacidad de adaptarse rápidamente a cambios y también su capacidad por transformar espacios y alentar el compromiso ciudadano, no termina aquí. Más bien, permite levantar una serie de interrogantes en la medida que el fenómeno de las plataformas cada vez se encuentra más presente en nuestro día a día y probablemente usamos uber, rappi, cornershop, sosafe, waze y otros ejemplos, varias veces a la semana. En primer lugar, se vuelve necesario pensar las implicancias de que la ciudadanía no se relacione de forma directa con carabineros o el municipio, y si realmente estas aplicaciones reconfiguran el compromiso cívico o subrayan el derecho a la ciudad, con el simple hecho de reportar algo que vimos, o al discutir un reporte realizado por un vecino. Esta discusión, tomará mayor fuerza en la medida que los gobiernos están optando con varias medidas vinculadas al solucionismo tecnologico a traves del uso del big data, la apertura de portales de transparencia con open data, el arriendo de servidores y tecnologías de nube, o el uso de portales web que buscan reducir la burocracia estatal.
Por otro lado, SoSafe y los casos nombrados anteriormente, nos harán preguntarnos por el alcance y uso de nuestros datos, ya que, en la mayoría de las plataformas, dashboard o portales, la ciudadanía o “usuarios” son considerados como fuentes de datos que dan forma a lo digital. La pregunta final es por el alcance de nuestros datos y ¿que se hace finalmente con nuestra data? ¿podría ser utilizada para otros fines o ser vendidos a otras plataformas?
Referencias:
Bucher, T. (2018). If… Then: Algorithmic Power and Politics. Oxford University Press.
Desouza, K. C., & Bhagwatwar, A. (2012). Citizen Apps to Solve Complex Urban Problems. Journal of Urban Technology, 19(3), 107–136.doi:10.1080/10630732.2012.673056
Gabrys, J. (2016). Engaging the idiot in participatory Digital Urbanism, en “Program Earth”. P. 207-240. University of Minnesota Press.
Kenney, Martin, and John Zysman. 2016. The Rise of the Platform Economy. Issues in Science and Technology 32 (3).
Larsson, S. (2017). A First Line of Defence? Vigilant surveillance, participatory policing and the reporting of ‘suspicious’ activity. Surveillance & Society, 15(1), 94-107.
Morozov, E. (2015). La locura del solucionismo tecnológico (Vol. 5010). Katz Editores y Capital Intelectual.
Richardson, L. (2018). Platforms as urban technology. No. 4 Roundtables, vol. 3. November 5.
SoSafe. (s.f). Convenio Marco para municipalidades e instituciones públicas. https://www.sosafeapp.com/en/mercado-publico.html
Srnicek, N. (2017). Platform capitalism. John Wiley & Sons.