¡Deja de botar y empieza a reparar! La experiencia Repair Café en Chile


Por Laura Quezado

¿Qué harías con una silla cuando se le rompe una pata? ¿Con una tostadora que ya no funciona? ¿O un polerón de lana lleno de hoyos? “¿Botar? ¡De ninguna manera! ¡Deja de botar y empieza a reparar!

Así empieza la presentación del Repair Café, un lugar de encuentro gratuito donde reparadores voluntarios y visitantes trabajan juntos, en un proceso mutuo de aprendizaje hacia la reparación de los más diversos objetos cotidianos. Ahí es posible reparar desde ropas y muebles, pasando por electrodomésticos y bicicletas, hasta smartphones, notebooks y tablets.

¿Y por qué reparar? Lo que propone la organización sin fines de lucro Repair Café, fundada en 2010 en Ámsterdam (Holanda) por Martine Postma, es romper con el hábito generalizado de botar una vasta cantidad de objetos que podrían gozar de una nueva “oportunidad de vida” tras un simple reparo.  Además de una significativa reducción de desechos al medio ambiente, la ONG defiende – lo mismo discutido aquí anteriormente – que la reparación de cosas es capaz de producir un cambio en la relación entre el humano y el mundo material. Al decidir invertir nuestro trabajo en la reparación generamos una relación más cercana e íntima con el objeto, pasamos a comprenderlo en toda su complejidad y así lo consideramos ‘nuestro’ de una manera distinta y siempre singular.

La experiencia en Chile

En Sudamérica la experiencia del Repair Café, bajo los estándares de la ONG holandesa, ha llegado a solo dos ciudades: Santiago, en Chile y Santos, en Brasil.  En Santiago el taller tuvo su primera edición en marzo de este año y ha ocurrido desde entonces una vez al mes, siempre los sábados, por la mañana y por la tarde. El último ocurrió el sábado 30 de mayo, en la Estación Italia (Providencia), al cual tuve el placer de participar como visitante – y curiosa.

Para participar como visitante es necesario inscribirse previamente en la página web de la organización. En el formulario online se pregunta qué objeto (u objetos) pretendes reparar y cuáles son los problemas que éste presenta. Si no te ocurre qué llevar, en la misma página hay un listado de sugerencias basado en las especialidades de los reparadores y las herramientas disponibles hasta el momento.

Con mi bicicleta – urgida de una revisión – llegué al segundo piso de la Estación Italia, donde actualmente funciona una empresa Norteamérica de tecnología, que gratuitamente ha cedido el espacio para la tercera edición del Repair Café. Ahí me recibieron dos voluntarias de la organización que prontamente identificaron mi pre-inscripción y me presentaron a la reparadora Angélica Rodríguez. Angélica es especialista en reparación de bicicletas y computadores. Mientras trabajamos en la reparación de la bicicleta, aprovecho de conversar con Angélica. Ella me cuenta que profesionalmente trabaja con la reparación de computadores, que las bicicletas son, de hecho, una afición y que fueron los organizadores del evento quienes la han invitado a participar. Algunas personas desprevenidas pasan y preguntan curiosas sobre lo que pasa. Angélica les explica y la gente entusiasmada consulta: “¿pero cuánto cuesta participar?”, “Nada ¡Es gratis!”, esclarece Angélica.

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Fuente: Laura Quezado

Terminada mi reparación converso con Pablo Muñoz, uno de los organizadores del Repair Café Chile, que me cuenta sobre sus motivaciones al fundar la iniciativa en el país. Con el propósito de poner en práctica esta iniciativa sostenible, Pablo Muñoz, Carolina Hargreaves y Magdalena Toral han dado inicio al primero Repair Café en Chile. Sin embargo, a medida que los talleres han ido ocurriendo, los organizadores se han percatado del potencial social que la iniciativa posee. Mientras conversábamos el taller seguía en plena marcha. De vez en cuando los trabajos se detenían brevemente para una salva de aplausos, señalando que algo había sido reparado con éxito. Es notorio el entusiasmo de todos los involucrados, y sobre todo de los reparadores voluntarios. Estos, en su gran mayoría, también se dedican profesionalmente a la fabricación y reparación, y de ahí la dificultad de encontrar ciertos especialistas (en cámaras, relojes y teléfonos, por ejemplo), ya que muchos trabajan los sábados.

Algo que me sorprendió fue la gran presencia de visitantes adultos mayores lo cual, según el organizador, ha sido característico de todos los eventos hasta el momento. Le consulté sobre cómo estos visitantes se han informado sobre el Repair Café, imaginando que informaciones de iniciativas como ésta circulan casi exclusivamente en medios online. Pablo me informa que el evento ha tenido una gran cobertura de periódicos impresos y televisivos.

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Fuente: Laura Quezado

Una forma de ayudar es aportando con donaciones de herramientas, piezas de reemplazo, montos en dinero e, incluso, comida para ser compartida durante el trabajo. De este modo va ganando forma el Repair Café Chile. Pero no todo es perfecto. La principal dificultad relatada por los organizadores está en el trato con aquellos que se portan de manera incompatible con la filosofía Repair Café: aquellos que quieren dejar sus cosas y no participar del proceso de reparación, los que no se han inscrito previamente y reclaman ser atendidos de inmediato, y los que se enojan si los reparadores asumen no tener competencia técnica para el trabajo en cuestión. Es decir, son personas que insisten en una relación consumidor/prestador de servicios en un ambiente que busca precisamente romper con esta dinámica.

El Repair Café se desarrolla como una experiencia concreta de prácticas Do-it-Together (háganlo todos juntos) que actúa bajo principios claros y coherentes, pero que al mismo tiempo se reinventa a cada taller.  ¿Interesado en colaborar?