Smart Cities, experimentación y gobernanza urbana: reflexiones sobre la participación en la AAG Annnual meeting 2017. 


Por Juan Ignacio Perez Karich

La Asociación Americana de Géografos (AAG) cada año realiza un encuentro anual donde se entremezclan conferencias de los mas variados temas, clases magistrales dictadas por académicos famosos (este año David Harvey, Noam Chomsky y otros); ferias donde se exponen desde softwares de análisis espacial, herramientas de GIS y posters de investigación. El lugar de la conferencia, el Hynes convention center, monumental espacio que conecta a un centro comercial y dos hoteles (los que a su vez alojaron a gran parte de los conferencistas y sirvieron como espacios de reunión), albergó a cerca de 10.000 asistentes los que por 4 días se concentraron entre las variadas actividades y espacios de ‘networking’ existentes en el encuentro.

En ese contexto, participamos como proyecto presentando el trabajo de investigación: “Cultural circuits and cosmopolitical orders of experimentation: the case of Santiago Ciudad Inteligente”, en la sesión organizada por Andy Karvonen y Federico Cugurullo ‘Situating Smart: Spatial and Material Politics of Smart Urbanisation’. El objetivo de este post es el de compartir algunas reflexiones respecto a nuestra propia participación en la conferencia junto con una suerte de crónica de algunas conversaciones que se dieron en el marco del evento.

Sobre nuestra participación en la mesa organizada por Karvonen y Cugurullo, el foco estuvo centrado en mostrar investigaciones referdias a distintos proyectos tecno-políticos con diversos focos geográficos. Siempre bajo la premisa de analizar críticamente el rol de determinados proyectos de desarrollo urbano fundados en la innovación tecnológica/digital. Asumiendo lo “crítico» desde la perspectiva del develar las grandes interrogantes políticas que trascienden a cualquier proyecto de desarrollo urbano, es decir: “el qué, “por qué”, “quien”, “para quien” y “como”. En esa línea, y siguiendo un cimiento común el que viene desde el ya famoso trabajo de Hollands (2008) sobre que tipo de urbanismo habría detrás de estos proyectos -inteligentes, progresistas, empresariales- gran parte de las presentaciones se centraron en 3 aspectos: i) trataron de develar que tan neo-liberales o no son los proyectos de cada ciudad (bastante documentado y no tan novedoso a mi modo de ver); ii) referidas a “que tiene de smart la smart city” parafraseando a Hajer (2014); iii) finalmente hubo un grupo de papers que hicieron referencia al carácter experimental -no siempre de manera explícita- que algunos  de estos proyectos pueden tener, nuestra propia aproximación podría situarse dentro de este último orden.

Sobre estos dos últimos aspectos, me parece valioso destacar el trabajo de Federico Cugurullo: Revealing experimental smart cities: the Frankenstein city and the sustainability challenges of De-composed Urbanism en el que reflexiona sobre la escala de los proyectos “smart” en Hong Kong. Ahí, en un contexto de urbanismo desregulado, las aproximaciones experimentales asociadas a la innovación tecnológica han estado marcadas por proyectos de micro-escala – muy comunes a otros contextos- tales como: hackatones, concursos de innovación, entre otros. Los que no tendrían la capacidad de remecer la manera de hacer ciudad, por lo que se perdería la capacidad de utilizar a la experimentación como un agente de transformación urbana. Ya que,  al no tocar la escala “macro”, referida básicamente a proyectos de infraestructura urbana, los proyectos “smart» mas serían un apoyo para mantener el status quo que otra cosa. Esta es una crítica que, en parte, comparto pues es aplicable a otros proyectos globales donde la agenda “smart» se erige con más voluntad que presupuesto y que por tanto queda alojada en espacios periféricos de la toma de decisiones urbanas. Sólo una variante a lo que postula Cugurullo respecto al rol de la experimentación: Pareciera que a ratos, se homologa «innovación tecnológica/digital» a «experimentación» lo que, desde mi punto de vista, se queda corto respecto del potencial político que los experimentos urbanos tienen.

Este tema fue abordado en una interesantísima sesión – también organizada por Karvonen- donde se congregaron varios de los autores del compendio “The experimental city”. Ahí, en presentaciones cortas se abordaron algunas preguntas “provocadoras”. Sin entrar en excesivo detalle sobre cada una, fueron de sumo llamativas las exposiciones de Simon Marvin y Rob Raven y las conversaciones que la siguieron. Marvin fue enfático en los elementos inmateriales de la experimentción, desanclándola de una tecnología en particular y se centró en el rol de la experimentación como manera de sobreponerse a la obduracy de la ciudad (Hommels, 2005) desde el desarrollo de modelos de gobernanza urbana que permitan y potencien a la experimentación urbana. Desde una perspectiva de transición socio-técnica, la ciudad se edifica en esta tensión fundamental entre maleabilidad y resistencia y los mecanismos de gobernanza tiene un rol clave en la búsqueda del cambio, siendo la experimentación  mas una manera de hacer las cosas que un “tipo” de innovación tecnológica. En ese sentido, el gran riesgo de no concebir a la experimentación urbana como un modelo de gobernanza y encapsularlo en tecnologías específicas está dado por el cómo contener a las lógicas de mercado, del modelo de negocios,  en proyectos que tienen aspiraciones de transformar ciudades, cuando esto último reviste preguntas anteriores (ej. la búsqueda del bien común) que no pueden ser dejadas al arbitrio de una rentabilidad particular. Las ciudades están en constante creación, sin embargo, existen relaciones socio-técnicas que dificultan poder llevar a cabo transformaciones urbanas. No obstante, estas son posibles si es que se siguen programas donde el estado cumpla si o si un rol decisivo. Lo que en ningún caso implica la restauración del Estado gestor o alguna bandera similar, sino que asumiendo el eje moderador de la experimentación y que en ese rol cumpla con la capacidad de auto-observarse para poder repensar sus propias estructuras en pos de dar cabida y potenciar a la experimentación como manera de producir transformaciones urbanas.

Para Raven, el puro involucramiento del Estado tiene que ser en si mismo cuestionado, es decir, que debe ser analizado y revisado en función del ‘cómo’ y el ‘para qué’ del involucramiento, si nos vamos a Abu Dhabi por ejemplo podemos ver al estado como promotor del desarrollo de las ‘smart cities’ desde arriba, imponiendo proyectos y usando el concepto como una manera de promover inversión extranjera con poco interés en los procesos de las propias ciudades. Algo que no se puede dejar de lado es el beneficio que cada uno de los actores involucrados pretende sacar de la innovación urbana. No podemos ser tan ingenuos y solo creer que estamos todos por el bien común. Los incentivos que tiene un privado, el Estado y la ciudadanía no son ni tienen que ser los mismos. En ese sentido no se trata de cazar o demonizar incentivos legítimos sino de hacernos las preguntas correctas.

Entonces, ¿qué es la experimentación urbana? ¿Es Paris Plage? ¿Son bicicletas compartidas? Para Raven es un proceso de aprendizaje social donde lo que se produce tiene agencia sobre donde se produce y se produce un cambio de terminado. Para Karvonen, no necesariamente todo es un experimento pero quizás todo podría serlo en el sentido que se puede testear en términos del método científico, se puede generar evidencia, se puede pensar en que puede funcionar o no. Mi propia postura se parece más a esta última, en la que experimentación urbana se asemeja más a una ontología que a una definición material, a una manera de comprender la democracia y reconciliarla con la ciencia. En ese sentido, creo que las oportunidades que presenta la experimentación trascienden a lo que se pueda hacer en términos de gobernanza urbana, sino que permite pensar en una forma de pensar el bien común, donde el riesgo no está dado necesariamente por el error o el experimento fallido, sino que por la incapacidad de traducir la experimentación en decisiones específicas.