Tag Archive: Smart City

  1. Futuros Digitales en HafenCity Universität Hamburg 

    Leave a Comment

    El profesor Martin Tironi fue invitado a participar de la serie de charlas en torno a los Futuros Urbanos Digitales organizado por la HafenCity Universität Hamburg (HCU).

    En la instancia, Tironi presentará “Notes for a pluriversity of digital cities: Critical and speculative agenda of Smart City”, donde proporcionará algunos elementos teóricos y empíricos para desarrollar una agenda decolonial sobre los procesos de datificación urbana. Con base en la realidad de Chile, abordará las implicancias de la expansión de los territorios e infraestructuras digitales, interrogando la naturaleza de los imaginarios y futuros que se extienden por medio del mandato smart.

    _5 de mayo
    _17.00 UCT+2

  2. Libro Ciudades en Beta

    Leave a Comment

    Les dejamos a continuación para libre descarga el libro recientemente lanzado «Ciudades en Beta: De las SmartCities a los SmartCitizens». Este volumen pretende hacer visible, a una audiencia especializada como no-especialista, diferentes comprensiones y aplicaciones del término Smart City, proponiendo problemáticas, casos y conceptualizaciones que van más allá de una visión tecnologizada del urbanismos smart. Permite pluralizar y a la vez tomar distancia crítica de esta ola de Ciudades Inteligentes, mostrando las múltiples formas de inteligencia que adopta la vida urbana, que pueden ir desde la recomposición de espacios públicos hasta sofisticadas formas de gestión en transporte. Digámoslo de otra manera: aquellos productos diseñados y definidos por “sistemas expertos”, no tiene el monopolio de lo smart, y el prototipo espontáneo de una cancha de fútbol o de una barrera anti-ruido elaborada por un colectivo ciudadano puede ser tan inteligente o más que que un brazalete wearable. Lo importante es estar atento a esas pulsiones y gestos,  sensores y desplazamientos urbanos.
    En suma, la vocación de este libro es abrir el debate sobre las Smart Cities, explorando a partir de diferentes perspectivas y disciplinas (Antropología, Diseño, Ingeniería, Sociología, Arquitectura, Políticas Públicas…), la pregunta sobre qué implica una práctica urbana inteligente y sus efectos en la estructuración de la ciudad y sus discursos.  Algunos de los ensayos aqui reunidos formaron parte de la conferencia organizada por Diseño UC y el académico Martín Tironi en 2014 (¿Smart City para Ciudadanos Inteligentes? Re-pensando la relación entre espacio, tecnologías y sociedad) y otros son de autores nacionales e internacionales que aceptaron la invitación a re-pensar las implicaciones y ramificaciones del término Ciudad Inteligente

    [gview file=»http://www.plataformasdt.cl/cms/wp-content/uploads/2016/04/Ciudades_en_beta-FULL-1.pdf»]

    Fotos del Lanzamiento

    la foto 1 (2) la foto 2 (2) la foto 3

  3. Ludificando la Smart City: estrategias de involucramiento ciudadano para una Social City

    Leave a Comment

    Por Matías Valderrama.

    Sociólogo UC, Investigador Fondecyt “Configurando espacios y usuarios inteligentes. Un estudio sociotécnico de las prácticas, dispositivos y discursos de las ‘Smart Cities‘ en Chile

    Comúnmente en los discursos en torno a la Smart Cities, se acostumbra a asimilar el concepto de inteligencia con eficiencia, automatización y predictibilidad. Grandes compañías como Microsoft, IBM, HP, CISCO han desarrollado proyectos y soluciones inteligentes centradas en el manejo eficiente de las grandes cantidades de información digital que genera la ciudad  a diario, en temas como transporte, contaminación, sustentabilidad, seguridad, etc. Por ejemplo, si vamos al prototipo de ciudad inteligente que está implementando la empresa Enersis en la Ciudad Empresarial, notaremos que el foco está puesto en cómo gestionar de manera “inteligente” los recursos energéticos del sector, para así aumentar la eficiencia del sistema y disminuir la contaminación y congestión.

    Más allá de que uno podría desear que ese  intento de Enersis por cuidar el medio ambiente no solo lo aplicaran en la ciudad empresarial en el barrio alto de Vitacura; se hace interesante preguntarse si la noción de Ciudad Inteligente se debería limitar solamente a la gestión eficiente y automatizada de información y recursos en un determinado espacio. Pareciera que el intento de conectar la ciudad con las tecnologías digitales solo se ha centrado en conseguir mayor productividad y eficiencia técnica, aun cuando la experiencia urbana de los ciudadanos no se puede reducir a una búsqueda racional de optmización de sus recursos

    Diferentes autores en la literatura reciente han criticado esta idea desde diversas aristas. Michiel de Lange y Martjin de Waal, de la Universidad de Utrecht y la Universidad de Amsterdam respectivamente, son uno de ellos. Más allá de las revisitadas críticas orwellianas del Gran Hermano frente al concepto de Smart City, de Lange y de Waal (2013) nos alertan de la poca posibilidad de los ciudadanos de participar y co-crear estas soluciones inteligentes (al menos en sus fases iniciales). Más aún, comúnmente se involucran a municipios, universidades y expertos dentro del desarrollo de estas tecnologías y se concibe a los ciudadanos como consumidores objetivo, validadores o usuarios finales (end-users) solamente. El desafío está en cómo involucrar a los ciudadanos en estas nuevas tecnologías, en cómo hacer de la Smart City una verdadera Social City en que las personas que vivan en ella sientan como propia a la ciudad. Los autores nos invitan a defender la propiedad y derecho de los ciudadanos de participar en los temas de la ciudad inteligente, no reduciendo su rol a meros end-users. Quizás la palabra no sea muy afortunada, pero los autores no entienden lo usual por “propiedad” (ownership), sino que apuntan a ese sentido de pertenencia y compromiso a un espacio que se hace colectivamente bajo dicho concepto.

    De esta manera, las Smart Cities no solo se deberían focalizar en cómo evitar la contaminación, evitar los atochamientos o el mal uso de la energía por parte de las personas que viven en ellas, mediante tecnologías tan exitosas como invisibles; sino que también se debiese incluir el cómo afectar y poner en relación las soluciones con los ciudadanos de tal manera que los ciudadanos se apropien de ellas y las vayan definiendo en un proceso progresivo y articulado con el entorno.  Esto nos podría llevar a una idealizada imagen de los ciudadanos como un colectivo que tienden al consenso y a la amistad. Según los autores, no es así pues la invitación es a pensar las Smart Cities continuamente haciéndose entre una red de actores diferentes y hasta contrarios, pero que de igual modo, todos se sientan con la propiedad de opinar, participar, crear y hacer la ciudad. Como escriben:

    “The advent of digital media technologies in the urban sphere offers opportunities to organize citizen engagement neither in local bottom–up nor institutionalized top–down fashion, but in networked peer–to–peer ways. Instead of seeking consensus these tools allow room for managing differences” (de Lange, M. & de Waal, M., 2013).

    Si bien este argumento posee una dosis importante de idealización y la idea de “manejar las diferencias” puede resultar hasta peligrosa, la apuesta es valiosa, principalmente cuando vemos la bajada más empírica de toda esta crítica.

    Involucrando a los ciudadanos a través del juego

    Puede haber múltiples formas de involucrar a los ciudadanos de manera inteligente con  su espacio urbano, no solo tiene que ser la más seria y clásica participación política. Por ello, la que expone de Lange en otro lugar (2015) es sumamente interesante y por sobre todo, entretenida: La manera de hacer más social la ciudad inteligente sería hacerla más “lúdica” y “jugable”. Muy inspirada en el movimiento situacionista y sus tácticas subversivas cotidianas de contra-juego, las soluciones y tecnologías digitales de la  Playful City apuntarían a rediseñar espacios urbanos en verdaderos tableros de entretención. Siempre han estado entrelazados los juegos con la ciudad. Si vamos a la literatura, desde el clásico Homo Ludens de Huizinga en adelante, se ha observado lo lúdico como un espacio o “círculo mágico” rodeado de misterio y sacralidad separada del mundo profano de la ciudad seria y productiva. En ese círculo mágico podríamos desenvolvernos con mayor soltura, se siguen reglas que solo hacen sentido dentro de él y no se perseguiría un interés productivo sino solo el afán de divertirse. Con estos juegos pensados desde y para el espacio urbano se desafían y se reactualizan muchas de estas nociones. La idea sería diseñar y co-crear juegos en cada parte de la ciudad, para re-significar esos espacios, problematizar los límites entre el juego y lo serio, alentar el asombro, participación y apropiación de los ciudadanos en múltiples niveles.

    Ejemplos de esto son variados, uno muy recordado y simple es el de una escalera rediseñada como un gran piano en que las personas al pisar un peldaño suena una nota musical, alentando de este modo a usar la escalera en vez de las escalas mecánicas. En el metro de Santiago se implementó esto en algunas estaciones por ejemplo (aunque al parecer clausuraban su acceso quizás por qué razón).

     

    Pero otros ejemplos más novedosos y potentes son los generados en el taller “Playful City” (http://internationaal-netwerkprogramma-asem.hetnieuweinstituut.nl/en/activities/creative-skills-playful-cities), en el que participa de Lange y otros, así como también en el interesante programa “Playable City” en Bristol (http://www.watershed.co.uk/playablecity/). En este último se encuentran casos notables como el de Hello Lamp Post, el ganador del programa en 2013, ahora llevado a Austin (http://www.hellolamppostaustin.com/). Este consiste en darle “vida” a todos los elementos del entorno urbano que comúnmente pasan desapercibidos como buzones de correo, faroles, puentes, paradas de buses, señaléticas, etc. Según los códigos de cada uno de estos elementos, uno puede enviarles un mensaje desde el celular para ver qué responden de vuelta y entablar así una suerte de conversación con estos objetos urbanos que tendrían una personalidad propia. Y justamente las respuestas de los objetos se van haciendo en base a la interacción con otros usuarios.

     

    how to play

     

    Otro caso muy interesante es Urbanimals (http://www.theguardian.com/cities/2015/sep/16/bristol-playable-city-digital-kangaroo-rabbit-dolphin-urbanimals), el ganador de este año, que consiste en la proyección digital en la calle misma de criaturas 3D con formas de delfines, conejos y kanguros. Los transeúntes pueden interactuar y jugar con estas criaturas mediante una cámara Kinect que observa sus movimientos, así como también las criaturas se desplazan y juegan con la arquitectura de la ciudad.

    Algunos de los diseños experimentales Urbanimals

    Transeúntes de Bristol jugando con un conejo 3D

    Que los mismos transeúntes vayan creando sus propias formas de interactuar con estos juegos y que generen contenidos al caminar por una vereda o pasar por una iluminaria pública es la idea principal de diferentes iniciativas de este estilo. Como plantea de Lange (2015), al hacer entretenida la ciudad se podría estimular también los encuentros y conversaciones con otros ciudadanos extraños, da para reírse un rato con otros y generaría un mayor sentido de pertenencia, arraigo y cuidado de la ciudad. En definitiva, las soluciones inteligentes no solo pueden ayudarnos a administrar mejor las variables de la ciudad sino también a pasarla bien en ella y apropiárnosla. La calidad de vida y la vida urbana también mejoran en todas estas prácticas aparentemente “improductivas” desde la óptica economicista finalmente. El desafío es desarrollar bajo ese horizonte nuevas ideas para nuestras ciudades.

    Como escribe el autor:

    Thinking and working along the lines of the “playful city” open up a host of ways to conceive “smartness”, instead of just a technologically-driven one. If we want citizens to be smart alongside cities, we need to better understand how people are already smart in a multitude of ways and how we could leverage this to make better and more interesting cities. […] Playing together allows trustful relationships to form, which allows forging new social ties or solidifying existing ones. Play in itself probably is not enough to solve urban problems, such as vacancy or the lack of ownership and social cohesion. Playing together, however, may act as a catalyst. […] Cities face ever more complex issues. This requires smart strategies to tap into the pool of citizen wisdom and participation. Games and play seem great ways to do so. However, this requires planners to relinquish control, accept uncertain and ambiguous outcomes, and to allow failure to possibly occur (de Lange, 2015, p. 433).

     

     

    Referencias

    de Lange, M. & de Waal, M. (2013). “Owning the City: New Media and Citizen Engagement in Urban Design”. First Monday, special issue Media & the city, 18(11).

    de Lange, Michiel (2015). «The Playful City: Using Play and Games to Foster Citizen Participation.» In Social Technologies and  Collective Intelligence, edited by Aelita Skaržauskienė, pp. 426-434.  Vilnius: Mykolas Romeris University.

  4. Sensibilizando las ciudades

    Leave a Comment

    Por Tomás Marín

    Para un proyecto de recolección de datos llamado “Sense your city”, a cargo de “Data Canvas”, se construyeron y distribuyeron pequeños sensores capaces de registrar datos en tiempo real respecto a la contaminación, polvo, luz, sonido, temperatura y humedad de las ciudades. Pero la particularidad que hace a estos sensores tan especiales, no sólo son sus cualidades técnicas, sino el modo con que son implementados.

    sens sens.jpg 3

    Los creadores del proyecto buscaron voluntarios que estuvieran dispuestos a instalar los dispositivos en distintos lugares del mundo, con el objetivo de crear una vasta red de datos en tiempo real. Luego,una vez instalados y conectados a la red, estos sensores aportan un flujo continuo de datos disponible a través de internet para cualquiera que los desee utilizar. Esto quiere decir que los sensores aportan datos de libre acceso, originados por acciones voluntarias de personas en todo el mundo, que permiten un manejo“en bruto” (sin procesar) de los datos por cualquiera que lo desee y posea las habilidades técnicas para hacerlo.

    Esto los diferencia radicalmente de cualquier servicio semejante, otorgando una gran cantidad de datos que otras instituciones no proveen, ya sean de servicios meteorológicos u otras instituciones gubernamentales o privadas que trabajan con datos similares. Por lo general, este tipo de datos son difíciles de conseguir y sólo algunas personas tienen acceso a ellos. Pero el hecho de entregar datos en tiempo real permite que las personas interpreten y utilicen esa información de la manera que estimen conveniente, sin estar limitados a las formas en que esos datos pudiesen estar representados. Cada uno puede hacer su propia representación.

    Lo que esta red de voluntarios tiene como objetivo es formar una red abierta (DIY) de sensores ambientales que sean capaces de hacer las ciudades más “sensibles”, en el sentido de que sean más capaces de percibir estímulos del ambiente y procesarlos para hacerlos inteligibles. Al hacer esto y además manteniendo esta sensibilidad abierta para las personas, se da la posibilidad para que todos hagan uso de esa sensibilidad de la manera que estimen conveniente. Así, la forma en que los datos se hacen inteligibles no se reduce a las interpretaciones de algunos, sino que se dejan a disposición para que todos tengan la posibilidad de darle sentido al mundo.

    Bajo esta lógica, el proyecto fue desarrollado por artistas interesados en generar representaciones de los datos recolectados y no por científicos o especialistas en ciertas áreas del conocimiento. Esto es particularmente innovador pues permite demostrar las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías para la acción organizada de individuos que no necesariamente pertenecen a grandes instituciones ni poseen conocimientos especializados. Lo que estos artistas hicieron con los datos fue darles una nueva interpretación y así mostrarlos de una manera innovadora que permitiera pensar en estos elementos de una manera no convencional.

    Algunos ejemplos de estas formas de hacer uso de los datos se muestran a continuación:

    «Real-time sonification of urban environmental data»

    «DataCanvas Weather time-lapse»

    «It feels like»

    Esto es lo que permiten los datos abiertos. Nuevas formas de interpretar los datos que rehuyen a las lógicas imperantes que muchas veces guían la producción de conocimiento.

    Lo que este proyecto intenta desarrollar es una propuesta para el manejo de datos en un mundo cada vez más colapsado por los flujos de información. ¿Cómo se puede encargar la sociedad de procesar toda la información que se genera? ¿Cuánto somos capaces de manejar y quienes son los indicados para manejarla?

    El método que han adoptado ellos para hacer frente a estas preguntas es haciendo que los datos sean públicos. Que la información sea de libre acceso para todos y así cualquiera pueda hacer uso de ellos y de la manera que quieran. Al hacer esto, se abren las posibilidades para desarrollar nuevas formas de procesar y representar los datos, lo cual incide en las interpretaciones y usos de la información.

    Screen-Shot-2015-03-26-at-6.23.45-PM-1080x535

     

     

    Screen-Shot-2015-03-26-at-5.18.35-PM-1080x805

    Screen-Shot-2015-03-25-at-6.12.42-PM-1080x577

    Data canvas es una de las iniciativas que generan las condiciones para llevar a cabo “contra-movimientos” capaces de cuestionar los usos de la información asociados a distintas formas de “vigilancia”, ya que todos pueden tener acceso a los datos. De ahí el nombre de “Guerrilla Movement”. Los datos permiten crear historias de diferentes maneras, siendo posible crear otras formas de ver las cosas. Algunos ejemplos de esto, en donde puede ser de utilidad tener diferentes interpretaciones de los datos podrían ser los casos de China, que ha sido acusado por manipular datos de contaminación atmosférica, o las mediciones que se utilizan para argumentar el cambio climático.